Pero ¿quién es el encargado de este trabajo?
Hay pocos corredores, por no decir ninguno, que puedan afirmar que ellos nunca han sido aguadores. No se trata de una simple tarea predestinada a algún tipo de corredores, sino que también es una muestra de compañerismo, y sobre todo, de galones. Por norma general, el trabajo de aguador es desarrollado por los ciclistas más jóvenes o por los gregarios; es decir, por corredores que por norma general tiene poco que perder en caso de que la carrera se encienda y les pille en cola del pelotón.
El aguador ¿nace o se hace?
Cierto es que esta labor no es muy mañosa ni complicada, sobre todo para aquellos que miden los kilómetros anuales en sus piernas por millares, aún así y para ser justos, decir que aún conservo secuelas, de cuando, siendo aún chaval, una tarde de verano tras ver la etapa del Tour, intentando emular junto a unos amigos a los mejores aguadores, dí con los huevos en el suelo. La dura vida del globero, que os voy a contar.
Por ello, y aunque cualquier pro es capaz de desempeñar esta labor sin parpadear, hay verdaderos artistas de este arte. Corredores que son capaces de llevar, en un solo viaje, 12 y 13 botes para sus compañeros. Y sin perder ninguno por el camino y sobre todo sin que se caliente el agua, porque ese es otro tema. Hay que subir a cabeza del pelotón con la suficiente celeridad y habilidad para que el cargamento llegue en perfecto estado.
Destacó por encima de todos, en este noble arte, el español José Antonio Garrido, quién causo furor durante el Giro de 2006, donde con su habilidad era capaz de subir 16 botellas de una sola vez para avituallar a sus compañeros. Sin duda toda una gesta en este ámbito.
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J.A. Garrido - Foto: El Pais |
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Foto: Rafa Gómez/Ciclismo a fondo |
Para finalizar este tributo a los aguadores y a su trabajo, os dejamos un gracioso vídeo extraído de la web del equipo Caja Rural, donde se ve en directo la labor de un aguador. El protagonista es el joven ciclista Garikoitz Bravo
1 comentarios:
Gracias!!!
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