Antes de nada decir, que pese a ser grandes aficionados al ciclismo y pese haber ido a ver etapas de vuelta a España, Ávila o Madrid, nunca nos imaginamos la verdadera dimensión de esta carrera. Nuestra ruta estaba decidida, partimos hacia Francia donde tomamos como campo base la localidad de Sant-Girons, cerca de Foix, ya que quedaba centrada entre las 2 etapas que habíamos elegido, las de final en Luz Ardiden y Plateau de Beille.
El día antes a la etapa nos preparamos con todo lo necesario para el paso de la noche y el día de la etapa: tienda de campaña, sacos, ropa de abrigo, bebida, comida, etc. Y ya por la tarde empezábamos a montar el campamento siempre cerca de la zona vallada, a unos 2 Km de la meta. Allí nos sorprendió la gran cantidad de aficionados con sus caravanas que ocupaban casi todo el recorrido del puerto.
Una vez hecha la inspección al puerto y cenado, y tras una sobremesa, cuando nos disponíamos a dormir, algo nos sorprendió. No contábamos con los muchísimos camiones responsables del montaje de la meta, pódium y demás parafernalia que lleva el Tour. Además todos tocando el claxon para confirmar que aquello sí que es una fiesta. Viendo esto el 2º día que acampamos preparamos la noche de forma diferente y acudimos a una carpa montada para los aficionados y así olvidamos los ruidos de los caminos, aunque mermo nuestras fuerzas a la mañana siguiente.
Y llega el gran día, el día de la etapa. En cuanto te levantas empiezas a ver una gran multitud de aficionados al ciclismo que imitando a los profesionales sube el puerto con su bicicleta, algo que nos hubiera encantado pero que por razones logísticas no pudo ser aunque es algo que habrá que realizar sin lugar a dudas en un futuro, y también números aficionados andando todos preparados para buscar el sitio ideal donde animar a sus ídolos. Todo se llena de banderas de múltiples nacionalidades y en cuanto más se acerca la hora de llegada el nerviosismo crece entre la gente.
En ese tiempo de espera destaca sobre todo la Caravana publicitaria, un espectáculo que lleva más de 70 años acompañando al Tour donde números marcas entretienen y obsequian con regalos a los aficionados durante unos 45 minutos.
Una vez pasada comienzan a llegar coches de carrera, gendarmes y periodistas que ya anuncia que el espectáculo se acerca. Todo el mundo se agolpa para ver a los profesionales creando un clima fantástico para la práctica del deporte, donde afición y deportistas casi se mezclan creando las famosas imágenes del Tour donde a medida que avanzan los ciclistas se va abriendo la multitud. Eso si todo muy controlado por la Gendarmería, que aunque solo sea por el número de efectivos que desplaza hace que todo esté en su sitio y se respeté tanto al ciclista, aficionado como a la propia organización y patrocinadores.
El único pero, los descensos de los puertos, que se convierte en autenticas ratoneras creando caravanas larguísimas, hasta 3 horas un día, aun así recomendamos que todo aficionado al ciclismo debe vivir el tour desde dentro, pues les aseguramos que no les va a defraudar de ninguna manera.